Aquí dejamos unas fotos de carnavales del año 96 y 99.
Cuando aun éramos conocidos como Os'Chivadors.
¡Qué carnavales más intensos los
de aquellos años, los últimos carnavales auténticos que se pudieron vivir en
Valladolid!
Por
aquellos fechas las plazas se llenaban de música y actuaciones teatrales, de
fuego y de sonido. La banda ya llevaba unos cuantos años funcionando, nos
creamos como banda de carnaval, al más puro estilo brasileño, en una época en
la que simplemente encontrar un disco de
samba o de percusión era un asunto francamente complicado.
El
objetivo inicial, que llevo a un grupo de 8 personas a juntarse y que no era
otro que animar los carnavales de esta ciudad, fue cubierto con creces. Mareas
de gente nos seguían de bar en bar, bailando e interactuando por las calles con
nosotros. No había vergüenza, la ciudadanía se implicaba con sus disfraces y
golfería.
Se echan de menos esos días, ¿Cuándo y cómo hemos dejado que nos robasen
el carnaval?
Hoy
los carnavales son un reflejo de la actividad cultural de la ciudad, una ciudad
que languidece, un Valladolid viejo y agotado, inculto y garrulo. Las fiestas
ya no se celebran con una inyección cultural.
¿Para qué vamos a abrir los ojos
de los ciudadanos? Resulta peligroso crear ciudadanos que piensen y que puedan
poner en marchas iniciativas. Es mejor crear borregos, darles de beber y comer
así serán más dóciles y no plantearán problemas.
En
muchas ocasiones hemos discutido con gente sobre la tradición de los carnavales de
Valladolid, un debate que nos enciende. Si bien es cierto que no podemos
compararnos con otros lugares, no somos ni Canarias ni Cádiz, no es menos
cierto que esta ciudad hizo un esfuerzo notable en los años 80, por consolidar
unas fiestas populares como son los carnavales, dotándolas de un sentido y
carácter propio. Valladolid era una ciudad de vanguardia, los ciudadanos
podíamos disfrutar de una oferta cultural de gran prestigio, estábamos en la
órbita de grandes capitales europeas. Hoy solo nos queda el Teatro de calle y
un cada día más devaluado Festival Internacional de Cine (SEMINCI). La actual
corporación municipal no tardo ni tres años en fulminar la Semana Internacional
de Teatro, detrás vino el carnaval. Las fiestas paganas no le gustan a nuestro
regidor.
Pues tambor en mano, cual batallón armado, un grupo de irreductibles sambistas nos negamos a perder nuestra identidad. La Torzida sigue más chivadora y viva que nunca, en constante renovación y dispuesta a seguir dando vida a una ciudad muerta.
Desde
estas lineas reivindicamos la fiesta pagana, la exaltación de la carne y el
desmadre. ¿Que hay más excitante que convertirse por unas horas en obispo, rey o
puta?. Los carnavales llegarán como todos los años cuando menos lo esperemos, con
nieve, lluvia o incluso sol. No nos importa, el caso es que lleguen y que
podamos disfrutarlos como hace 15 años.
En unos días empezaremos a pensar en disfraces, los alumnos de la escuela ya están calentando muñecas y La Torzida volverá a las calles, como cada año, allá por febrero o marzo.
Salud y moito Axé!
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