Para realizar un intensivo se necesita una temática para trabajar y un profe y para ello hemos contado con Cuni Mantilla desde Granada y un maravilloso repertorio de Samba Enredo.
¿Samba enredo?
Sí, señores. Cuando hablamos de samba enredo nos referimos a la típica música que tocan las escuelas de samba en los desfiles durante el carnaval carioca.
Cuando se oye la palabra "samba" y en nuestras mentes visualizamos todo ese montón de gente con vestimentas típicas de colores extravagantes, coordinados todos al unísono de las caixas, tamborines, repiniques, chocalhos... Ese estilo se conoce mayoritariamente como "samba carioca" por haber nacido en Río de Janeiro. Sin embargo se cultiva y se trabaja en muchos otros estados de Brasil que también tienen escuelas importantes. A lo largo de un sambódromo, las escuelas prometen y cumplen a la hora de satisfacer sus espectadores.
Es imposible evitar mover el esqueleto al ver los miembros de las escuelas de samba bailando para el mundo, con una sonrisa de oreja a oreja embriagados por el trance de la constancia rítmica, cantando letras que sólo transmiten alegría y amor por su escuela, su cultura y su tierra. El público a su vez, absorbe todo el aura positiva que emanan y se lo agradece acompañando el desfile con un baile improvisado pero sincero, palmadas, gritos de emoción e incluso lágrimas.
Con purpurina, serpentinas de colores y mucha energía, el mundo recibe como regalo el resultado de un esfuerzo de todo un año de ensayos, que explota en un festival que funde todos los pensamientos en una sola cosa: el amor por la vida.
Así de simple.
Viendo el panorama, ¿cómo no íbamos a querer ser parte de ese frenesí y repartir tanta alegría por nuestras tierras también?
El mestre invitado para dar el taller ha sido Cuni Mantilla, actualmente en Sambiosis y con quién hemos tenido la suerte de contar en Samba Embora 2014 también como profe de Samba Carioca.
Además de música también hemos compartido momentos en estos días de convivencia.
El viernes nos juntamos unos cuantos en el albergue para cenar juntos y así amanecer en el mismo pueblo. Cada uno con comida para compartir, juegos de mesa para entretenernos (como el "¡Bang!" de Iker, convirtiendo siempre un placer el ser un fuera de la ley) y muy buen humor para echarnos unas risas. Poco después llega Pura con Cuni, quiénes ya habían cenado pero no tuvieron ningún problema en hacer de jurado en el concurso de tortillas que habíamos preparado. Oficialmente la mejor tortilla fue la de Mónica. Y no, Zarzas, ¡la tortilla de tu abuela no cuenta!
Como último llegó Robert y ya estábamos completos. ¿Sí? ¡Pues no! Recibimos la visita sorpresa de Chucu y Miguel que en principio no iban a poder estar apenas en el intensivo. "No, si nos vamos ahora" (entiéndase por "ahora" como las cuatro y media de la madrugada). Y jugando a las películas hasta muy tarde (no Chucu, no es "Casper" por vigésima vez), los torzidos inauguramos este maravilloso fin de semana.
El sábado fue un día divertido pero duro. Dani, Bea, Alex, Espe, Juampe, Cris, Santi y Mele se sumaron al intensivo. Dimos taller durante toda la mañana.
Tras una parada para comer y echar una mini siesta, seguimos aprendiendo por la tarde, ahora con la presencia de Kuki, terminando de aprender todo lo que tocaríamos al día siguiente por el pueblo, mientras Vero, que se había ido de súper dentista voluntaria a Perú, daba envidia desde Machu Picchu.
Por la noche, unas cañitas, unos chupitos, unos dardos, y a terminar la noche del sábado jugando a más de diez partidas al juego de lobos (pueblo duerme). ¡Cómo nos lo pasamos! Especial mención a Mónica y a Miguel como lobos más cantosos de la historia torzida, a Cuni como lobo ninja, a Dani como "madre" (o narrador) más paciente y a Robert como... como Spiderman (y bruja suicida).
Al día siguiente, pulimos todo lo que habíamos aprendido para el pasacalles. Para finalizar, después de tanto tocar, Cris nos da una clase de estiramientos para evitar cualquier tipo de lesión durante el bolo. ¡Estira, estira! Antes del bolo aparecen Eva y Darío. ¡No se lo iban a perder!
¡Y ya estamos preparados! Justo antes de que los residentes salgan de la misa, empezamos con el bolo para llegar justo a la plaza principal con mucha alegría. ¡Qué divertido es tocar y bailar el samba enredo! Elisa y Nerea de la Escola vinieron a vernos. ¡Gracias chicas!
Para terminar, comemos por última vez en Serrada (oh, ya se acaba todo). Y damos por terminado el fin de semana.
Para despedir a Cuni de Valladolid (que hacía más de veinte años que no aparecía por aquí), le llevamos a tomar una caña en el Penicilino (que es como debe empezar cualquier visita por Pucela), unas tapas y a asistir a una jam session en el Borsalino. El mestre granadino ha dicho que Valladolid es bastante bonita y tiene pinta de muy cómoda. Y deseando está de volver a pisar esta tierra de vinos.
¡Gracias por todo Cuni!
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